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Las siguientes historias están
basadas en hechos reales, los tres primeros personales, y los últimos dos de
mis amigos.
1
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Una entidad extraña perturbaba la
paz del hogar, toda la familia estaba inquieta, ansiosa, no podían soportar más
al errante y fastidioso espíritu que molestaba incansable cada día. Desde mover
los muebles, tocar las puertas y quebrar vasos y platos, hasta aparecérsenos en
mitad de la noche para darnos un susto de muerte. Se sentía como caminaba entre
los pasillos, como iba y venía, como nos miraba en silencio antes de alguna jugarreta, su presencia a toda hora
era inaguantable.
Un día, cansados de tan
perturbadores e interminables eventos, fuimos junto con una especie de bruja,
una mujer mayor que maneja balas energías y se comunicaba con los espíritus,
“yo me encargare de su problema” dijo ella muy segura y confiada. Dio media
vuelta y desapareció tras una puerta en su despacho, yo seguía excepción a sus
palabras pero seguro si ella no podía hacer nada para que el espíritu se detuviera,
al menos nos daría una solución alternativa.
Tras la puerta por donde la
Misteriosa mujer se había marchado se escuchaban golpes, ruidos extraños, y por
la pequeña separación entre la madera y el suelo, salían luces extrañas, como
si estuviese librando una batalla.
Al cabo de un rato, la mujer
salió agotada y gimiendo de la casación, nos observó por un corto instante y
dijo “ya pueden volver, el espíritu se ha ido”. Esperanzados y con alivio
volvimos a casa, pero nada más llegar podíamos escuchar como el ente seguía
causando estragos.
—No me pienso ir de aquí. —Exclamo el
espectro mientras se movía por toda la casa en un remolino de objetos. Tratamos
de abandonar la casa, en una carrera, pero nos percatamos de que era demasiado
tarde cuando el espectro nos paralizo, el remolino seso, todo quedó en silencio
y el espíritu tomo posesión de nuestros cuerpos, nos veíamos a los ojos con
miedo mientras nos movíamos de forma
involuntaria al centro de la sala, el ente maligno nos colocó en círculo
tomados de las manos. Se fue materializando poco a poco hasta ser lo
suficientemente opaca como para detallarle, era una niña pequeña de pelo largo
y liso, se acercó a mi rostro lentamente y me dijo casi como un susurro —.
Quiero jugar con ustedes un rato. Que el juego empiece, YA.
Al terminar esa última palabra, desperté.
2
No me di cuenta de lo que había pasado hasta
horas después de haber despertado.
Saltaba de sueño en sueño, escenario tras
escenario, un collage de sueños y eventos oníricos reciclados, lo tenía más que
claro, durante el sueño reconocí varios lugares, ciudades y lugares que ya
había visto y visitado antes, momentos pasando exactamente igual que la última
vez que lo soñé, como quien ve una película por segunda y tercera vez.
Básicamente me sentí como si estuviese viendo
un televisor, cambiando de canal en
canal recorriendo velozmente el laberinto de mi cabeza, Buscaba algo, así lo
sentí mientras dormía, Algo apremiante,
importante, y tenía que encontrarlo rápido. Todo se detuvo, hubo calma por un
momento, había llegado con el hombre del sombrero.
Él estaba al otro extremo de la mesa bajo una
penumbra, me empezó a hablar, describirme cosas más allá de mi vulgar
entendimiento. Con cada palabra que provenía de su boca menos le entendía,
sonaban confusas sus palabras, como murmullos sin sentido, ladeaba la cabeza
bruscamente, hasta que con los ojos blancos y brillantes, y la boca a punto de
reventar de abierta, grito con voz aguda y ronca “TE ENCONTRE”.
Desperté de golpe, aun con el desgarrador
grito haciendo eco en mi cabeza, no podía concentrarme, o siquiera estarme
tranquilo pues cada vez que cerraba los ojos veía como alguien me devolvía la
mirada, con ojos blancos y penetrantes, lo imaginaba debajo de la mesa, entre
la puerta del armario, asomándose de debajo de la cama, y peor aún, asomándose
al otro extremo de esta, a punto de subir. Pero al final, el cansancio me
confirió una jornada más de sueño.
En la mañana tras analizar la inquietante
noche, la terrible noche, entendí todo, supe que no buscaba algo al recorrer
con velocidades inhumanas los pasillos y habitaciones de mi mente, estaba más
bien escapando de algo, y fuera lo que fuese, a la final, me había encontrado.
3
Estaba con mi madre en la cocina, ella
platicaba sobre tantas cosas que ya había perdido el interés en escucharla,
simplemente se había hecho aburrido escuchar día a día los problemas que
atravesaba el país a la hora del almuerzo.
Tarde unos minutos en reconocer lo que
parecía ser una calavera de buey o de toro sobre la mesa, ¿Qué hacía ahí?
¿Quién la había traído? Me parecía hipnótica, casi mágica, desentonaba
completamente con el resto de la casa que parecía absurdo. Me quede viendo el
cráneo del animal, sentía como una fría mirada me observaba de vuelta desde el
lugar en donde se suponía que debieron estar sus ojos.
Empezó a sentir frio, una brisa helada
abrazaba mi cuerpo al punto de ver mi
propio aliento salir de mi boca y por alguna razón no podía dejar de ver el tan
siniestro cráneo. Al levantar la mirada observe a mi madre, quieta, con una
jarra de agua en su mano, y la otra señalándome delicadamente, tenía los ojos
negros y abiertos de par en par. Sentí el corazón en la garganta jadeaba ahora
no tanto de frio si no de miedo, como si viera algo horrible en mí. La calavera
del animal y mi madre me observaban perturbados, casi con malicia ¿Qué diablos
pasaba?
Fui despertado lentamente, difícilmente
entraba en razón mientras la mirada pérdida y fría de mi madre y de aquel
cráneo me acompañaban. 2:03 de la madrugada. Dicen que cuando despiertas en
medio de la noche sin razón alguna es
porque alguien o algo te ha estado observando, quiero ser escéptico tal teoría,
pero el resto de la noche, no importó a donde volteara, no importó cuantas
sabanas pusiera sobre mi cabeza, la sensación de ser observado era
inaguantable.
4
La chica dormía sola desde hacía muchos años,
no obstante siempre sintió miedo de hacerlo, de no ser por estar cansada, la
hora de dormir siempre fue un momento de miedo para ella, estar sola en una
gran habitación a obscuras, en silencio, no la relajaba para nada, y esta noche
no sería la excepción.
Casi una hora de intentos fallidos para
dormir, empezó a oír ruidos provenientes del exterior de su habitación, ¿de la
cocina tal vez? Eran murmullos, como escuchar a dos personas conversar a lo
lejos, hasta que en un momento dado, empezó a oír su nombre.
Alguien la llamaba desde la sala, decía su
nombre cada minuto, era extraño, pero ella no se atrevía a responder al llamado,
después de todo ¿Quién podría estar despierto a media noche en su casa? Y peor
todavía ¿Qué hombre? Si al fin y al cabo ahí solo vivían, y solo estaban esa
noche, su madre, su hermana y ella.
La misteriosa voz seguía pronunciando el
nombre de la chica muy despacio y callada, cada vez con más intensidad. Ella,
cansada de tan raro evento decidió darse la vuelta en su cama en un vano
intento de dejar de escuchar el espectral llamado.
— ¿Por qué te volteas? —Pregunto el espectro.
Sin duda tal evento no ayudaría a la chica a
superar su miedo a dormir sola. Quien podría imaginar que tal noche la chica
ganaría algo que hasta el día de hoy recuerda con temor.
5
El par de hermanos jugaba videojuegos hasta
altas horas de la noche y todavía más cuando no había nadie en casa como en
esta ocasión, una de sus actividades favoritas. El hermano menor se alegraba y
apreciaba más el momento pues su hermano pasaba la mayoría del año estudiando
fuera de la ciudad.
A mitad de su juego el hermano pequeño dio
pausa a la entretenida partida y se puso de pie; “iré a tomar un poco de agua”
dijo antes de salir de la habitación. El hermano mayor sin decir nada puso el
control de la consola sobre el borde de la cama para esperar a su hermano.
EL joven sediento se quedó parado en la puerta,
inmutable, viendo al vacío hasta que decidió entrar de nuevo a la habitación.
— ¿Qué ocurre? —pregunto el hermano mayor
ante tan raro comportamiento.
—Vi a una mujer anciana al otro lado de la
cocina… y me dijo que no saliera de la habitación.
Apagaron la consola y quedaron profundamente
dormidos.